CACERÍA
jueves, 11 de agosto de 2011
viernes, 5 de agosto de 2011
Hugo Barranco
SESIÓN 5
TAREA 2
Cuento con tres narradores: primera, segunda y tercera persona
Cuando abriste la boca, no creíste que pesaría tanto sobre tu relación con Natalia. Ella siempre te había parecido juguetona y dispuesta a la socarrona ocasión; sin embargo, una broma no se vuelve una tragedia sólo en las novelas de Milán Kundera, también en la vida real las bromas, cuando no son entendidas, se vuelven senderos inhóspitos e intransitables. Esto pasó porque tu desidia a explicar las cosas con precisión supera irremediablemente las amigables formas de la gente educada. Pero que te importa a ti la gente, a ti lo único que te importa es que Natalia vuelva contigo. Te has dado cuenta que ahora tendrás que inventar una mentirilla, pero también piensas que una mentira acarrea otras más; así que concentras toda tu atención en crear una mentira que no eche a andar la gran máquina del universo que te lo retribuya en una sarta de males.
Natalia y Leandro descansaban en la tarde del domingo, Leandro se sentía de tan buen humor que empezó a bromear con Natalia; sin embargo, Natalia estaba algo distante y no se encontraba tan bien.
―Tengo algo que decirte ―dijo Leandro con cara de seriedad―, pero necesito que lo tomes con mucha calma.
Hasta entonces Leandro pudo captar la atención de Natalia, y ésta con un gesto de curiosidad le pregunto.
―¿Entonces es cierto?
Leandro no supo que contestar y Natalia interpretó su sorpresiva indecisión como una respuesta afirmativa. Leandro recuperado de la pregunta se apresuró a decirle:
―Sí, es cierto, todo es cierto, ―mientras miraba como Natalia se levantaba para irse.
Yo no sé porque se ha ido. Me dejó para siempre. Ella jamás sabrá que es una mentira con lo que se ha ido. Yo mismo no he podido inventar nada coherente. No sé en qué habrá pensado, qué mentira se habrá contado. Necesito saber qué pasó para no contarme entre los locos. Ella estaba hermosa esa tarde y yo flotaba embriagado con el aroma de su presencia. Yo le dije que estaba dispuesto a confesarle un secreto horrible. Ella de inmediato se puso incómoda y pasó de la quietud a la efervescencia sentimental. Me preguntó de qué estaba hablando y cuando creí que iba a estallar, la atajé y le dije que había comprado un biscuit en la repostería francesa que, por cierto, eran sus favoritos. Ella me miró, entre divertida y a punto de explotar, y yo remate diciendo que no le había comprado uno. Ella me miró inexpresivamente y me dijo que si yo no era capaz de ser sincero con ella, entonces nuestra relación no tendría sentido. Estuve tratando de convencerla que era una broma, pero ella sigue esperando que le confiese un secreto nefasto.
Tarea 1
A B B A
A B B A
C D C
C D C | El rudo viento juega minucioso Despliega las ondas de tus cabellos Provocan suspiros tus ojos bellos Que nos brindaron un amor rabioso
Octubre ofreció un beso cariñoso En el dormitorio de los destellos Donde habitan los deseos plebeyos Que recuerdan tu cuerpo milagroso
Tu piel una feliz naturaleza Enredada a tus huesos ancestrales Que fijan el desvelo en tu cabeza
Y bañan mi cuerpo cálido en sales Tus provocas esta sutil bajeza Virgen impura que limpia mis males
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