CASA DEL ESCRITOR
De las elegantes fosas
de exclusivo camposanto
salen cosas horrorosas
que a todos llenan de espanto.
Son calaveras horribles
que con dientes descarnados
profieren voces terribles
y gritos de condenados.
En procesión tenebrosa
se dirigen lentamente
a una casa muy famosa
sita por la Cinco Oriente.
Marchando los esqueletos
llevan todos en sus manos
pluma, tinta y mamotretos
cual si fueran escribanos.
¡Mas sí lo son, a fe mía!
y lo fueron al morir.
Escribieron a porfía
y murieron de escribir.
Hoy se reunen rumbosos
sus huesos a sacudir.
Son listos y talentosos,
no lo voy a discutir.
En arrebatos festivos
sus obras quieren leer.
Parece que están muy vivos,
es algo digno de ver.
Hay una calaca flaca
que a nada le tiene miedo.
Entre todas se destaca,
se llama Gerardo Oviedo.
Carlos García Motte
Noviembre de 2011
2 comentarios:
Padrísimo, estimado Carlos. La calaca. Brrrr, jajajaja.
Damiana, soy de Argentina. ¿Estudias letras, o algo parecido?. Tengo un blog; si lo deseas,entra a verlo. Un saludo cordial desde la tierra sudamericana.
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