lunes, 15 de junio de 2009

AZIZA ALAOUI


Aziza Alaoui es sinónimo y paralelo de creación, de profundidad en la existencia misma, posee una manera sui generis de asimilar y esclarecer la vida en su obra, en su arte, es una mujer bella en lo interno y además exterioramente.

Es sin lugar a dudas un maravilloso ser femenino, es madre, esposa, intelectual, culta y políglota, por fuentes fidedignas enterado estoy que también es amiga, con un exacerbado sentimiento en el ejercicio de la amistad.

Nació en el Reino de Marruecos, sin embargo es lo que se conoce como una auténtica ciudadana del mundo, adoptó esta ciudad poblana a la benéfica sombra del Popocatpetl, con lo colonial de la capital poblana y da muestra de manera fehaciente e impactante del sincretismo religioso, cultural, emocional y espiritual en lo magnificente y extraordinario de su obra.

Estuve el martes 26 de mayo en el Museo Universitario, “La casa de los Muñecos”, en el extraordinario centro poblano, en la clausura de la exposición “El camino de las musas” de Aziza; exquisitamente acompañado de la hermosa señora Julieta Pérez Safady, empresaria poblana, culta en extremo y poseedora de un aprecio grande y particular de mi persona, juntos nos deleitándonos de la belleza sin igual del arte que mana del alma de esta maravillosa artista, por supuesto no soy crítico de arte ni nada similar a ello, sin embargo no me puedo abstraer de sentir, pues mi espíritu es un inconmensurable receptor del talento y de la maestría estética, quizá no pueda incluso comunicarlo adecuadamente, no obstante miré plasmado en un lienzo de nombre “El paso de los años”, el rostro de un hombre anciano en una técnica mixta que le divulgó algo tan extraño, como hermoso a mi interior, lo observé detenidamente por muchos minutos, extasiándome de las sensaciones internas inducidas por esta imagen tan magistralmente concebida por Aziza. Les sugiero no perderse ninguna de sus constantes exposiciones, además pueden visitar su página en Internet: aziza.com.mx.

Hace algunos años tuve la distinción de asistir a una reunión en su casa y fue una velada maravillosa, a lado de otros artistas extraordinarios y de ello tengo este recuerdo en mis textos:



¡Qué noche esta que terminó! Con delicadas y ricas
viandas, plagada de buen gusto,
pletórica de lienzos acabados en pastel, otros
forjados a lápiz y no sé cuantas artes más.

Una noche de reminiscencias de los amigos antiguos,
iluminada con los colores de las lenguas y los acentos,
de un español peninsular y un castellano norteño,
¡Qué noche más agradable!

¡Qué noche esta que terminó! Con los artistas
que llenaron un universo pequeño
con sus homilías, con sus obras, con sus alcoholes,
con sus humos hilarantes y sus nubes de hambre.

Desenterré los tiempos de mi vida
cuando aplacaba mi ansiedad
con los espíritus de la infusión y la hierba.

Ha sido una noche maravillosa, rebosada de afables
disertaciones, de una estadía de serenidad y calma,
ha sido una velada maravillosa, derramada de arte,
virtud de dioses chiquitos creadores de su obra.




Vi como borboteaba en ellos su obra,
vi como palabreaban sus pasiones,
vi sus desesperaciones,
vi sus vidas llenas de sus vacíos
como la mía.

Carlos López Carmen

12:35 AM.
17 de octubre de 2003


Por ahora es cuanto…


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