TAREA 22. ESCRIBIR LA BIOGRAFÍA DEL PROTAGONISTA.
Paúl Swift del Castillo, es su nombre. Actualmente cuenta con 51 años de edad. Nació en la ciudad de Cuernavaca Morelos, el día 10 de agosto en el año de 1960. Su padre (finado), en vida llevó el nombre de Mikler Swift Morgan, era de origen alemán, nacionalizado en México. Gerente de un Banco Internacional en el D. F., último puesto que desempeñó como empresario y su madre la Sra. Andrea del Castillo Bretón de nacionalidad mexicana, quien se dedicó toda su vida al teatro, sin llegar a destacar como verdadera actriz.
Paúl Swift fue hijo único y no deseado, vivió en un hogar de clase media alta. Desde niño, presentó un peso y altura mayor a los infantes de seis años de edad. De tez muy blanca, con ojos azules como los de su papá y un cabello cobrizo ondulado parecido al de su mamá, que enmarcaba un rostro de niño hermoso de barba partida. Como seña particular tenía un lunarcito en la mejilla derecha.
Desde muy pequeño, acudió al jardín de niños “El Paraíso”, preparación que inició en 1964. En él destacó mucho por sus dibujos, que superaban en realismo a los que presentaban los niños de su edad. No obstante, usaba la mano izquierda para dibujar o escribir y lo hacía todo muy bien. Por este motivo tuvo sus primeros problemas con su padre, cuando en cierta ocasión observó que su hijo era zurdo y lo corrigió golpeándolo en la manita. Al contrario, a su madre nunca le importó con que mano escribía su hijo.
Paúl no era un niño enfermizo, sin embargo, padeció de rubéola y no le dieron mucha importancia sus padres, cuando por medio de la nana fueron avisados del padecimiento. Ellos sólo ordenaron por teléfono al doctor de la familia, se hiciera cargo del niño y si era necesario enviara una enfermera para atenderlo.
El timbre de la voz del niño, era agradable al oído porque tenía cierta dulzura, que parecía hipnotizar a quienes lo escuchaban cantando lo aprendido en el coro de la escuela; pero cuando hacía berrinches o gritaba para asustar, era insoportable. Decía palabras altisonantes como las que usaba su padre cuando bebía demasiados vinos, o como las de su madre, cuando la oía ensayar sus guiones teatrales de una actuación; pero más seguido se expresaba como le hablaba la servidumbre para regañarlo por todo lo que no hacía bien, pues siempre estaba más tiempo con ellos.
En los bolsillos de su pantalón del uniforme de la primaria que usó en el Colegio Winter (al que ingresó en 1967 a la edad de siete años), no faltaban los lápices de colores, para iluminar sus dibujos, dinero y una tarántula de hule muy real, con la que asustaba a sus compañeros. Desde entonces, extrañamente se ocultaba en su casa para pintar, tal vez lo hacía así desde que su madre le rompió sus dibujos, porque para ella eso era perder el tiempo en vez de estudiar. Nadie le enseñó la técnica para pintar al óleo, era un don que tenía y una habilidad que adquirió al hacerlo de manera constante y porque le gustaba desde muy pequeño.
A pesar de ser hijo único descendiente de una familia de clase media alta, Paúl nunca gozó de una niñez feliz, pues siempre fue despreciado e incomprendido no sólo por sus maestros y compañeros de escuela, sino sobre todo por sus progenitores, quienes tenían constantes compromisos sociales o de trabajo y no se ocuparon con amor de su educación.
En 1972, después de ser expulsado del último año de primaria, en el colegio de Cuernavaca Morelos (por considerarle un niño muy rebelde, usar un gatito para sus graves travesuras desde el primer año y además tener constantes calificaciones de reprobado en sexto.) Sus padres molestos, lo inscribieron en dos períodos más, en otras instituciones del mismo nivel en el D. F., donde por falta de interés en sus estudios, reprobó dos veces este grado. Así que en lugar de concluir la primaria en seis años, la terminó en ocho.
En 1975 inició la secundaria con muchas dificultades y desde el tercer año, se imaginó que sería un gran artista, así como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Vincent Van Gogh, Pierre-Auguste Reinor o Leonardo da Vinci y que triunfaría en el mundo de la pintura.
En esta etapa de su vida, lo que guardaba en las bolsas del pantalón eran: cigarros que regalaba a sus amigas, droga que vendía y dinero para préstamos al 50% de interés. En la preparatoria a la cual ingresó en 1978, además de lo antes mencionado, no le faltaba nunca su navaja para defensa propia como él decía. Era un jovencito muy descuidado con sus libros y cuadernos, pero sí cuidaba mucho su cartera, con la que presumía con sus novias o “reinas”, como les llamó siempre a las chicas en las escuelas.
Era un joven indiferente con sus padres, rebelde y agresivo con sus maestros; pero muy agradable con las compañeras de su escuela. Se hacía de amigos fácilmente y en sus reuniones fuera del colegio, siempre fue líder entre sus cuates. Formó varias pandillas para robar, pintar graffiti con cierto arte y hasta robar pequeños comercios.
Su infancia y adolescencia en general, fueron para él de tristeza al no ser atendido por sus papás como lo deseaba y porque además casi nunca lo llevaban en vacaciones a ningún paseo al que ellos iban, ya sea en el país o al extranjero. Ese recuerdo de sus padres tan ocupados y que nunca tenían tiempo para hablar con él, fue el que siempre permaneció en su mente y en su corazón.
Paúl tuvo una novia de la que se enamoró, era la hija de la nana. Una jovencita muy linda de tez morena que vivía con su abuelita porque era huérfana de padre desde muy pequeña. Cuando visitaba a su madre en casa de Paúl, éste la conoció, pues desde chiquita jugaba con él en un jardín muy hermoso de la casa, cuando el niño estaba de buen humor se divertían en el chapoteadero con una enorme pelota de colores. Eran de la misma edad y cuando llegaron a la adolescencia, él la besó con intensidad en la boca y desde ese día se hicieron novios. Nunca se propasó con ella, porque Dalia López Luján era una jovencita recatada y seguía los consejos de su abuela. Se olvidó un poco de ella cuando inició la preparatoria pues conoció otras chicas más aventadas y fue Coral Leiva Hill, una joven de su propia clase social, más madura que él, con la que perdió la virginidad y ya no regresó a Cuernavaca a buscar a Dalia.
Su hobbie siempre fue el dibujo y la pintura, aunque practicaba algunos deportes en la escuela. Era un joven que se divertía de todo, extrovertido a pesar de sus problemas en el colegio, donde contestaba a sus maestros con altanería y explotaba en cólera con sus compañeros, cuando las cosas no salían como era su deseo. Se burlaba de la existencia y le importaban poco los estudios, pues su vida en cuanto a lo económico era cómoda y no se preocupaba por el dinero, el cual también obtenía de manera ilícita. Sus lecturas además de las necesarias en sus estudios, sólo fueron: periódicos, revistas para caballeros y biografías de grandes pintores que admiraba.
Su mayor secreto era no sólo consumir drogas, sino venderlas en los colegios donde estudiaba, aunque su fin último en la vida, no fue pertenecer al narcotráfico, sino destacar como un gran artista de la pintura en el ámbito internacional. Su mayor aversión era estar solo, por ese motivo siempre buscaba la compañía de amigos afines a él, que lo seguían a todas partes. Cuando en su pandilla se enteraban de asaltos, crímenes o ataques a la moral, los comentaban con santo y seña, según ellos para aprender de los errores cometidos por otros delincuentes y así poder evitarlos en sus acciones planeadas.
Desde el año 1981, muy joven y a los veinte años de vida, cuando cursaba el último año de preparatoria, Paúl Swift del Castillo fue privado de su libertad, recluido en una de las prisiones más seguras, con una sentencia máxima de setenta años, por los cargos de ser peligroso delincuente y además criminal, castigado por varios delitos; pero sobre todo por ser protegido de los narcotraficantes más peligrosos del país.
Su padre, un hombre alto de raza blanca que hablaba el español con acento autoritario y de mal carácter, falleció en l993 a causa de un ataque cardiaco a la edad de 64 años, después de ingerir demasiado alcohol. Fue un mal ejemplo para Paúl desde su niñez. Su madre hoy es una octogenaria, enferma del mal de parkinson, de nombre artístico “Brenda” quien desde soltera y durante la mayor parte de su vida fue una mujer muy guapa y presuntuosa, de tez blanca y ojos un poco menos azules que los de su esposo, con una vida social muy intensa en el medio artístico donde laboraba. Se relacionó muy poco con su hijo y no dedicó mucho tiempo a su educación, porque según ella le daban mucho trabajo en el teatro y aunque sólo fueran papeles secundarios, se ausentaba del hogar. Ahora visita a su hijo en el reclusorio y recibe con remordimientos el dinero que él le da, por lástima.
Hasta mayo de 2011, Paúl es un adulto de 51 años de edad y cuenta con un nivel máximo de estudios de preparatoria. Persona que desde su niñez mostró agresividad y mala conducta, como mayor problema en la escuela primaria. Con antecedentes de mal estudiante, pandillero, vendedor de drogas en la secundaria. Ladrón, drogadicto, violador y secuestrador en la preparatoria. Escuela donde terminaba sus estudios y en la cual fue aprehendido por la policía, al comprobarse sus delitos, hasta de criminal, ya que asesinó a un guardia y éste lo reconoció antes de morir.
En resumen, la vida de Paúl Swift del Castillo desde su infancia hasta la fecha, ha sido azarosa. Debido al desprecio e incomprensión de sus padres, maestros y compañeros de escuela, se convirtió en un criminal, cuando pudo ser un gran artista de la pintura como él lo manifestaba. Era un niño con un cociente intelectual muy alto que desgraciadamente siguió el sendero equivocado por falta de amor desde que nació. En la actualidad, como reo adulto sigue pintando y vende muy bien sus obras.
Angélica Ruiz Vega fue la única maestra que le comprendió y que gracias a ella terminó la primaria en una escuela del D. F. Por los medios de comunicación, ella se enteró con tristeza del mal comportamiento del joven Paúl en la ciudad y comentó esto con sus actuales alumnos y al final expresó lo siguiente: “Una infancia con cariño produce un adulto equilibrado”. Y Paúl no tuvo esa fortuna.
Irma Judith Camacho Cortés.
TAREA 24. CRONOGRAMA HISTÓRICO DE ACONTECIMIENTOS EXTERNOS
AL DESARROLLO DE LA NOVELA.
1960 Movimiento de la Escuela Nacional de Maestros, resuelto utilizando fuerzas represivas del Ejército Nacional.
1964 Organización de los sectores campesinos que pugnaron por la solución de sus demandas. Durante el Gobierno del Presidente Adolfo López Mateos.
1967 Se inicia movimiento armado en Guerrero por los Profrs. Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.
1972 Luis Echeverría Álvarez, ayuda a un grupo de maestros del SNTE lidereados por Carlos Jongitud Barrios.
1975 Se fundan la Universidad Autónoma de Chiapas y la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro”.
1978 El Estado Mexicano con los elementos de la Brigada Blanca, apresa a Hortensia García Zavala, por ser adversaria política.
1981 En el sur de México se empiezan a formar campamentos de refugiados guatemaltecos, que huían de la brutal dictadura militar de su país.
1993 El EZLN ya estaba casi listo para hacer su aparición trepidante en México, cuando el ejército descubrió el campamento de “Corralchén”.
2011 Marcha del Silencio: por la paz, la justicia y la dignidad, desde Cuernavaca Morelos a la ciudad México. Convocada por el escritor Javier Sicilia, en repudio a la ola criminal que se vive en el país.
Irma Judith Camacho Cortés.
TAREA 25. CRONOGRAMA DEL PERSONAJE PAÚL SWIFT DEL CASTILLO.
1960 Nace el 10 de agosto en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
1964 Ingresa al Jardín de Niños “ El Paraíso”, de la ciudad donde nació.
1967 Inicia su Educación Primaria en el Colegio “Winter” del mismo lugar.
1972 Expulsado por indisciplina, cuando cursaba el sexto grado en ese ameritado instituto.
1975 En México D. F., y en dos escuelas distintas, termina al fin el sexto grado de educación primaria (que por reprobar cursó durante ocho años), y se inscribe en la secundaria.
1978 Finaliza sus estudios de segunda enseñanza de manera irregular y por influencias es admitido en la preparatoria.
1981 Aprehendido por la policía y comprobados todos sus delitos, es preso en una cárcel de alta seguridad.
1993 Muere su padre de nombre Mikler Swift Morgan, de un ataque cardiaco.
2011 Con 51 años de edad, Paúl Swift del Castillo, preso desde los 20 años, tiene que purgar su condena por un total de setenta años.
Irma Judith Camacho Cortés.
TAREA 26. ARGUMENTO DE “LA PAYASITA CECIL”. CUENTO PARA LEER EL DÍA 30 DE MAYO.
Cecilia es el nombre de una niñita huérfana, que vive en la pocilga de una vieja borracha quien la recogió en la calle, donde fue abandonada por su familia a los tres años de vida. Desde entonces obliga a la nena a pedir limosna en varios lugares de la ciudad. Cecil es muy flaquita, pero graciosa, y hasta que cumplió los 7 años, la vieja Tomasa le hizo su traje de payasita para bailar, decir chistes, además cantar y así divertir a los niños los domingos, en el parque. A través de regaños y azotes la enseñó a caminar en la cuerda floja (que ella usó cuando trabajaba en el circo de donde la corrieron.) Así la “Payasita Cecil”, gana algo de dinero, el cual la anciana le quita a golpes para sus vicios.
Una tarde al estirar mano y pedir limosna, una bella mujer no sólo le dio dinero, sino que le regaló una pequeña cajita de madera que contenía seis muñequitos. Tres niños y un trío de niñas vestidos de hilo y seda con diversos colores. Al dárselos le explicó: << estos muñequitos valen más que el dinero, ellos te ayudarán en tus dificultades; pero en la noche deben dormir contigo debajo de tu almohada >>. Luego su acompañante agregó: << La historia de los –Quita Problemas- es verdadera para quienes los aman y tienen fe >>.
Cecil no entendió bien lo que los turistas le dijeron, porque no conocía algunas palabras: como dificultades, problemas y fe. Sin embargo, recibió con agrado la cajita con sus primeros juguetes de chiquitines, oprimiéndolos junto a su corazón. Desde ese día, hasta sus once años fueron inseparables y al acariciarlos se llenaban su ojitos de perlitas de alegría, en vez de las de sal. Cuando la niña sufría, colocaba sus manos con la cajita sobre su estómago, lugar donde el hambre le daba mordidas sin cesar. Para tranquilizarse, siempre se acurruca en el quicio de una puerta y consuela su soledad, con el penetrante olor despedido por un frasco, que le regalaron los niños de la calle, quienes la conocen como “Calaverita Payasa”, por su aspecto escuálido.
Una nochebuena, cuando en el cielo las estrellas tiritaban de frío, apresurada guarda sus muñecos y corre porque un vagabundo monstruoso la persigue. Se oculta atrás de un carro viejo que está al final del callejón, es inútil, el andrajoso con pasión feroz la manosea y con lujuria la viola, a pesar de sus gritos pidiendo ayuda. Cuando sus lágrimas se han secado, se viste con su ropita de siempre, ahora rota y que apenas la cubre, les habla a sus muñequitos para que la consuelen y le ayuden a buscar un papá y una mamá como los que ha visto que abrazan y besan a sus hijos.
Cecil la payasita no sabe rezar, porque nadie le enseñó; pero sí maldecía, por sufrir tanto en la calle y también por ser una niñita huérfana que aprendió a divertir a la gente, para comer sólo pan duro, que guardaba la vieja loca con la que vivía. Esa mañana en que amaneció lastimada física y moralmente, se viste con su traje nuevo de payasita, porque decidió realizar su último acto, en el filo de la azotea del tercer piso del viejo edificio donde habitaba. Los muñequitos, lo presintieron por el temblor de su cuerpo al subir corriendo las destartaladas escaleras y por las palabrotas que decía. Caminó poco tiempo en la orilla de tabiques de la azotea, sin miedo, como buena equilibrista que era. Después decidió inclinarse mucho del lado de la calle y cuando estaba a punto de caer, se escucharon gritos de los niños que miraban el acto abajo del edificio y las voces de los desesperados muñequitos, no se oyeron. Ella se arrepintió y después se bajó, dirigiéndose muy rápido al puente vehicular más alto y transitado de la ciudad, llevando con ella su cajita de muñequitos entre sus manos, de los cuales se despidió besándolos mucho. Cuando se hizo de noche, con la cajita apretada en una de sus manos, empezó a caminar justo en la orilla, equilibrando cada uno de sus pasos para llegar al centro del viaducto y ver pasar a los carros con sus faros iluminando todo debajo de ella a gran velocidad, en el sitio exacto donde planeaba saltar, para acabar así con la función de payasa, en su vida de sufrimientos y maltratos. Los muñequitos desesperados por no poder impedirlo, se abrazan entre sí y tratan de que los escuche para que no salte y se muera, porque ellos la quieren mucho, más que unos padres. El mayor le grita que no brinque y en ese momento su grito cae y se estrella en el pavimento. La cajita rueda y se abre, los muñequitos golpeados y con el susto latiendo en sus corazoncitos, salen y buscan a la payasita Cecil a su alrededor y angustiados no ven tirada a su flaquita, ni atropellada sangrando entre los autos que circulan. En ese momento, la más pequeña de esos hermanitos, grita asombrada que miren arriba del puente. Y todos ven el lugar donde señala y se quedan con la boca abierta, porque Cecil, vestida con su traje de colores y parpadeantes lentejuelas del circo, en ves de caer, el viento la eleva poco a poco como un papalote y su largo cabello ondea como una bandera, mientras ella levanta sus bracitos al cielo nocturno como para abrazar a Dios, perdiéndose lentamente entre las nubes...
Irma Judith Camacho Cortés.
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