Si pudiera confesar todo lo que en mí interior cambió, después de conocer al Rav Omán, te lo diría. La vida de este noble Maestro, fue una enseñanza magna, por manifestar en sí mismo el arte de la transmutación. Sin embargo, sólo te diré algo de lo interesante de sus instrucciones porque estoy seguro que cambiarán también tu vida. Lo primero que escuché de sus labios fue: <
Rav Omán, fue un hombre poseedor de gran potencial de energía positiva. Uno de los objetivos de su Ser, era enseñarnos a tomar conciencia y expresarla a través de nuestras facultades físicas, mentales y espirituales. –Él dijo-: <
Un día de otoño, después de darnos otra enseñanza sabia, Rav Omán entró en un estado que no había experimentado nunca antes. Súbitamente su cuerpo tembló y como una luz dorada se expandió. Deslumbrados perdimos la noción del tiempo y del espacio. Luego, todo nos pareció claro y brillante, tuvimos la impresión de que el universo se abría. Un espíritu de luz se manifestó en la tierra, rodeó su cuerpo y él brilló con esplendor. Esa es la verdad, los presentes ahí fuimos testigos. Este monumento dorado que tú ves ahora aquí en el monasterio, fue hecho para recordarlo; porque en aquel instante, la pureza de su alma y su espíritu se volvieron luz y su cuerpo se convirtió en oro. Así fue como todos sus discípulos presenciamos su evolución a un nivel superior. (Irma Judith Camacho Cortés.)
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