Me revuelvo agitado en el desvelo
por tu silencio gris, inesperado
añoro ese tu cuerpo recatado
motivo infame de mi amargo duelo.
Sin tus alas no tengo más que el suelo
terreno pavoroso, inexplicado.
Si a tu lado pendía iluminado
hoy las sombras se burlan de mi celo.
La inquietud es asidero de mis manos,
ya no me mueve ni me lleva más tu río
a tus sinuosos parajes cercanos.
El trasnochar es para mí sólo frío,
las plegarias y susurros son vanos
pues suplican por un cuerpo ya no mío.
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