Ni siquiera conozco mi nombre y sin embargo... cada día me levanto con uno nuevo.
Se cual es su molestia; son muchos los cuestionarios que me a hecho; ninguno coincide.
Nadie se ocupo de darme un nombre. No... no crea que por eso estoy en desventaja; por el contrario tengo muchas y diferentes vidas; yo me bautizo con el color que me combina. La lista de mis nombres es una capa de nube que cubre mi espalda; conforme la arrastro se convierte en lluvia.
¿Usted como se llama, porqué no me responde? duda si le gusta su nombre.
Venga, acerquecé a la ventana, observe, hoy el cielo no es el mismo;haga de cuenta que que sus ojos impregnan el paisaje del color que se deposita en ellos.
No me diga lo que ve; cada quien tiene su forma de sentir. Pinte con su aliento la inmensidad.
Hay ocaciones en que el cielo se empeña en el color gris, es entonces cuando más dificil es asignarse un nombre.
Yo no me desanimo,y usted no se ponga triste; le voy a compartir mi secreto; cuando no encuentro la gama de colores o se me diluye en los ojos; me asomo por la ventana para revolver con las manos el aire; hago un hueco en las nubes y en lo más profundo de ellas encuentro mis acuarelas.
Bueno, ahora le voy a pedir un favor:
¿Sería posible que la ventana de mi cuarto la colocaran más abajo?
Tengo dos muebles, asi es que los apilo. La cama y la banca forman una tiritona escalera que contrasta con mi escualido cuerpo.
Ahora mismo me trajeron por dejar mis ganas de pintar el cielo embarradas en las paredes.
El cubo deslucido donde vivo me entristece; me angustia la lejania de mi ventana.
¡ No, no quiero más pastillas sin colores!
¡Baje la ventana, no quiero seguir durmiendo!
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