Premura Novela.
Antes de empezar una nueva historia, tómate un tiempo para crear personajes frescos que sean propiamente tuyos. Las fórmulas de otros no tienen porqué funcionar en tu caso.
Piensa en ti mismo como el director de una organización: Ésta es tu historia y sólo tus personajes encajarán en ella. Caracterízalos para encajar perfectamente en tu mundo.
1. Empieza por darle nombre a tu personaje principal. Un nombre con el que estés contento y confortable a la hora de trabajar. Recuerda que será tu personaje al menos por un tiempo, escoge un nombre que al menos te agrade.
El nombre no sólo debe caracterizar al personaje, si no que también debe ser fácil para los lectores. Si decides que sólo Ytzgmlfsy es un nombre adecuado para tu personaje, ten en cuenta que el lector se verá obligado a parar para leer el nombre y puede que ya no se interese por tu historia. El ritmo es siempre muy importante, como sabes.
2. Crea una pequeña biografía para tu nuevo personaje. Deberás decidir que aspectos físicos son más importantes para él (peso, altura, color de pelo y ojos, edad...). Pero no sólo esto es importante. Considera también la idea de crear un esquema de su personalidad que incluya:
· carácter
· creencias religiosas o morales
· creencias políticas
· hobbys y aficiones
· hábitos · rasgos de salud
· manías o excentricidades
· gustos y disgustos
· miedos o fobias
· objetivos a corto y largo plazo
· sueños y esperanzas
Así, ahora ya deberías tener un personaje sobre el que trabajar, pero esta información no es suficiente para traerlo a la vida... Usando el principio de que todas las buenas historias necesitan personajes únicos y complejos, necesitas esbozar algunos puntos más.
Cuando estés creando la descripción de la personalidad de tu personaje, decide también cuales son sus puntos fuertes. Dale rasgos con esa fuerza y añade también alguna flaqueza. Tiene que ser un personaje atrayente pero la flaqueza debe subrayar la tensión que conlleva su comportamiento.
Ahora crea un problema que realce esa flaqueza de tu personaje. Debe ser una dificultad o un problema temible que tu personaje deba superar. Así la historia contará la batalla para convertir su flaqueza en una victoria final. Por encima de todo, nunca dejes que tu protagonista sepa que va a ganar... si gana.
4. Apégate al punto de vista de tu personaje tanto como puedas. Si tu personaje no se ve o se oye a si mismo, el lector tampoco podrá hacerlo. Esto construye una empatía del lector hacia tu historia y conlleva una de las variables del proceso de identificación del lector con la obra y uno o algunos de sus personajes.
Recuerda utilizar todos los sentidos, los cinco, con los que se encuentra tu personaje. Contándole a tu lector sólo lo que ve y oye, no es tan evocativo como compartir lo que prueba, toca y huele.
5. Tu protagonista ha tener un conjunto de problemas complejos. El objetivo principal debe estar a la vista, pero otorgarle algunos obstáculos a tu personaje subrayará los rasgos que has escogido para ayudarle o entorpecerle en el camino. Los personajes secundarios solo deben tener un problema principal para resolver. No deben estar tratados con tanta profundidad como los del protagonista, si no la novela parecerá sobrecargada. Los personajes menores no deben tener ningún problema. Piensa en ellos como extras de un escenario que dicen las frases adecuadas pero cuya historia no es relevante.
6. Escoge el punto de crisis. Dale a tu protagonista la oportunidad de tomar una decisión totalmente trascendente. Si debe hacer una elección moralmente equivocada para tener éxito y sobrevivir, tu protagonista ganará todo lo que quería, pero el precio debe ser alto.
Ejemplo:
En el reciente libro de Paul Auster, “El libro de las Ilusiones”, el escritor-narrador de la historia pierde a toda su familia en un accidente aéreo en las primeras líneas de la obra.
Sugerencia:
Tu personaje puede perder su alma, la conciencia, su libertad, el amor... etc. Pero debe resultar claro que, escoger el camino moralmente correcto, solo resultaría en su derrota. Hacer que el coste moral sea alto, lo hace más interesante.
Si acaba en el lado del bien sobre el mal, asegúrate de que pierde todo lo que él quiere en el camino. Sobrevive intacto a la batalla pero debe pagar un precio elevado para hacer la elección correcta. Aunque supere el obstáculo del principio, debe perder todo lo que quiere o en lo que cree.
Al final de tu historia, el protagonista debe haber sobrevivido a una batalla enorme, o a un dilema moral, o debe llegar al final después de un cambio fundamental. Puede haber perdido sus creencias, su consciencia. Puede haber superado la debilidad que le asignaste al principio cuando lo creaste. Cualquiera que sea el cambio, debe ser evidente.
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Cuando sitúes todas estas piezas en su lugar, tendrás un personaje complejo y empático que tus lectores recordarán. Volverán al libro a buscar más cosas sobre él.
1 comentario:
¿Qué opinas sobre los personajes en novelas de humor? ¿Responden a las mismas leyes? ¿Puede que en ese caso no sea conveniente que el lector se identifique demasiado con el personaje?
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