PROFÉTICA INVITA

martes, 6 de mayo de 2008

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a la presentación del libro
 
 
¿Y qué fue de Bonita Malacón?
  
de José Dimayuga
  

Algunos comentarios de José Joaquín Blanco sobre ¿Y qué fue de Bonita Malacón?

"Relato, y relato -de-relatos- del-relatar, la novela de José Dimayuga ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, narra el ocaso de una estrellita mexicana del cine churrero de los años digamos setenta-ochenta, en todo su impresentable Kitsch, desde su pueblo narrativo. Pero sobre todo nos narra la sombra que esa estrellita y ese ocaso han dejado entre quienes la conocieron y admiraron. Hay un admirador gay, que busca armarle todo un museo - de - cultura -e- identidad- regional en la extravagante Casona de Bonilla, llamada El Castillo (con muralla, almenas y atalaya, estatuas ya truncas de mármol en la alberca seca, todo custodiados por diligentes perrazos Palomo y Pinto), desde su “épica sordina” de cartones de cerveza y pozole verde (“Magnífico el pozole verde” diría Rimbaud) en el bar Chabelis, con adornos de sombrillas japonesas y muchas fotos de bellezas famosas. Sus enemigos opinan que más bien Chabelis busca instalar un burdel.
Me complace la decidida modestia de asumir las circunstancias y los colores locales de la profunda provincia guerrerense (digamos el municipio de Juan P. Escudero de Palma Gorda, “la tierra de la papaya roja”), no sólo de un modo frontal y aun puntillista, sino hasta cariñoso y cómplice, con su habla y sus atmósferas, en lugar de la globalidad o la universalidad cómodas y algo virtuales de las modas postmodernas. Nada tan universal como lo concretamente local.
Quiero detenerme en este auténtico, dificilísimo, agradecible tono chusco, astracanesco, vulgar, “nacayón” y “chilatero”, que le da al icono toda su autenticidad sardónicamente naif. Diría Ramón López Velarde: “He oído la rechifla de los demonios sobre / mis bancarrotas chuscas de pecador vulgar”. Pues la chambona vulgaridad del mal no se riñe aquí con el mito y el astracán recibe tributos de la tragedia. El camp, el teatro del absurdo y lo grotesco; los conjeturales ecos literarios de Sherwood Anderson, Faulkner, Jane Bowles, Tennessee Williams, Flannery O´Connor, Capote, Carson McCullers; la numerosa cinefilia contumaz (incluso de la serie gringa B y la mexicana de charros negros y hermanos Almada) y cuantos paralelos mundiales pueda uno imaginar, se entremezclan en la provincia de Dimayuga con ecos profundamente nacionales: es decir, verbales y de costumbres, de por ejemplo La sangre devota, La Zozobra y el Son del corazón. Pocas páginas saben a tan agua de jarro de provincia mexicana profunda como éstas de ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, sin embargo ubicada apenas en el pasado inmediato.
Provincia bullangueramente “nacayona” y “chilatera”, también provincia enamorada, arrulladora y espeluznante, cuentera y rezandera, ganadera y campesina, telemirona y cineadicta entre sus matazones, jolgorios, chismorreos, secuestros, delitos, calabozos judiciales y burocracias. Sobre todo provincia verbal: la prosa de Dimayuga es una de las escenas en nuestra literatura contemporánea, que no sólo soportan perfectamente la lectura en voz alta, sino que ganan mucho con ella. Sospecho que podría trasladarse tal cual al radio, como una radionovela irónica.
Novela cruel, novela grotesca, novela sentimental, novela de cine y del narco, novela pintoresca y, sobre todo, gran novela del lenguaje, novela del habla de sus festivos personajes; novela de la alegría del contar, del recordar y de hacerles travesuras a los recuerdos."

Fragmento de la reseña de José Joaquín Blanco publicado por la revista NEXOS (n°364, abril 2008)

 

Presentado por el autor
acompañado por Jaime Mesa y Federico Vite
Moderadora: Iris García
 
 
jueves 8 de mayo, 19:00 horas
 
entrada libre
 
 
 
 
 

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