jueves, 12 de febrero de 2009

ENTREVISTA CON JULIO GLOCKNER ROSSANIZ
(Primera parte)

Buen día Julio,

De antemano gracias por el tiempo en que nos permites a mí a todos los lectores de Contra Parte Informativa y por supuesto de Columna Rebelde. Gracias otra vez.

La intención de esta conversación-entrevista es mostrar a los poblanos y al mundo, la personalidad y la humanidad del reconocido y connotado antropólogo Julio Glockner Rossaniz, hijo del ilustre Dr. Julio Glockner Lozada y de la Sra. Ma. Teresa Rossaniz Vda. de Glockner, su padre, importante hombre de izquierda generador de la liberación religiosa y de la derecha extrema en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

1 CLC: ¿Julio, cómo fue tu infancia y dentro de ella quienes fueron las personas o personajes influyentes para el ser humano que eres en la actualidad?

JGR: Fue una infancia feliz en mi casa, en todo lo que tenía que ver con el ámbito doméstico, y una infancia infeliz en todo lo que tiene que ver con la escuela, por que en la casa tuvieron el desacierto de pensar que yo tenía problemas de disciplina, digamos que era una idea de la época, cualquier niño que era guerrista o que no ponía atención y que llevaba malas calificaciones… no se usaba por que todavía no ocurría lo del ´68, los años 60´s son los que cambian esa visión de las cosas, a partir del ´68 hay una mirada diferente, pero antes de este acontecimiento lo que se pensaba es que era un problema de disciplina, entonces me meten una escuela militar, ¿Es una cosa terrible! pasé seis años ahí “infernales”, me iba de pinta, o sea le saque la vuelta al mundo escolar, eso me marcó.

CLC: ¿Eso fue en la primaria?
JGR: Eso fue en cuarto de primaria, mitad de la primaria y la secundaria; y eso me marcó para siempre, tengo un rechazo con todo lo que tiene que ver con las cosas escolares. Aún a la escuela de antropología, en cuanto llegaba, en cuanto me baja del coche, entonces la escuela estaba en el Museo y en cuanto me iba acercando a la escuela iba sintiendo como un calorcito en el estómago y me decía ¡Puta madre! ¡Qué estoy haciendo aquí otra vez en un salón? ¡Qué terrible!

Y bueno, después la vida me colocó en el mundo universitario y de alguna manera tuve que lidiar con esto, claro que como profesor es otra cosa, tienes otra visión de las cosas. Y todo lo que tiene que ver con el ámbito doméstico, maravilloso, para mí… el olor del café, la cama calientita, el reloj de la cocina, el silencio de la sala, el sigilo de la casa, todo lo que tenía que ver con el ámbito doméstico me pareció maravilloso, mi abuela materna que era una mujer muy amorosa, a la paterna no la conocí, mi mamá también era una mujer cariñosa pero no era una señora de su casa como se dice, era una mujer que siempre estaba con mi papá, haciendo mancuerna con él, generalmente el tuvo el consultorio y ella tenía una botica, o una cafetería, o sea era una mujer emprendedora, una mujer moderna, digamos que salía un poco del esquema de las mujeres que están atendiendo a sus hijos; eso estuvo muy bien para su vida, pero no tan bien para la vida nuestra, entonces no había quién nos pusiera atención en las tareas, en las cosas de la casa. Y además vivíamos en las faldas de los fuertes (de Loreto y Guadalupe) entonces teníamos al cerro que era una maravilla, un espacio enorme… arbolado, con charcos donde íbamos a pescar víboras, ajolotes, renacuajos en fin, toda una vida… en cuanto comenzabas a subir el cerro nos volvíamos niños salvajes de alguna manera, rompías con todo lo establecido, íbamos a fumar, tendría como ocho o nueve años, a robarle los cigarros a mi abuela, los carmencitas, mis demás amigos a sus mamás las que eran ya muy modernas, como la señora Chofi por ejemplo que fumaba “Nau” unos cigarros mentolados deliciosos…


2 CLC: ¿En el tema familiar, cómo fue tu relación con tus padres y hermanos?

JGR: Bueno mi papá era un hombre muy cariñoso, muy sensible, con un gran sentido del humor, entonces siempre tenías la confianza de acercarte a él a comentarle lo que fuera, pero esta es una experiencia más de la adolescencia, de niño de niño, él estaba metido a fondo en el problema universitario, cuando yo tenía cinco o seis años, el encabeza el movimiento de reforma universitaria, estonces estaba muy poco en la casa, luego entonces para mí es una figura afectuosa, pero distante, todo el tiempo estaba metido en la política y esto duró… pues muchos años, solamente cuando nos íbamos de vacaciones en fin, podías sentir esa relación cálida de un hombre generoso, “muy padre”, realmente un tipo formidable.

¿Y con mis hermanos con quién más me llevé…? Minerva era diez años más grande que yo, entonces cuando tu tienes seis o siete años y tu hermana tiene dieciséis o diecisiete pues está con sus novios, o sea tu no existes prácticamente, con Julieta lo mismo, digamos estas dos hermanas están distantes y a quién tengo más cerca es a mi hermana Clara, que a veces me ayuda en las tareas, me entiendo más con ella, por ella conocí a los Beatles por ejemplo, ella fue la primera que llevo los discos de los Beatles a la casa, y luego Fidel el más chico, que también a medida de que él creció pudimos convivir más y mejor. Pues muy bien, con ellos siempre he tenido una buena relación. Y el acercamiento con mis hermanas mayores fue después, con Julieta (asesinada por el gobierno en Tabasco), justamente cuando comenzaba a entenderme con ella a través de los libros… ella fue la primera que me dio a leer “El salario amargo”, me dio a leer a Bruno Traven, también por Clara leí “De perfil de José Agustín”, y luego con Mini (Minerva) comencé a leer cosas de psicología, de Jung en fin, por recomendación de ella, pero eso fue mucho tiempo después, es decir las hermanas mayores la relación es más de tipo… intelectual, cultural por intereses comunes por ejemplo en el cine.

Mi casa siempre fue un lugar de ideas, siempre había invitados a comer, teníamos una mesa muy grande, para doce personas y siempre había invitados a comer, cada quién podía llevar a sus amigos, entonces las sobre mesas eran muy ricas; mi papá tenía un amigo por ejemplo que después fue cronista de la ciudad, el profesor Saturnino Téllez que fue fundador del Partido Popular con Lombardo Toledano, el profeso Téllez fue a comer a la casa durante veinte años, llegaba todos los días o cada tercer día con la revista “Siempre”, también estuvo Renato Leduc, Emilia Ayarza una poeta colombiana muy importante, Pedro Garfias un poeta español buenísimo, el Lic. Veraza, entonces siempre había comidas y sobremesas formidables eso daba un ambiente que te estimulaba mucho para leer, para ir al cine hasta donde era posible en la provincia, pues teníamos las limitaciones de una ciudad muy conservadora y muy pobre culturalmente hablando.


3 CLG: ¿Cuándo adolescente cómo te encontraste con el amor de las niñas, tuviste éxito con ellas, fuiste popular?

JGR: No, popular no, por que todo eso transcurría en una intimidad lúdica muy padre, los juegos de niños… con dos vecinas… (Entre sonrisas), ¿decimos los nombres? Los vecinos de los lados… mira la casa donde vivimos, donde yo crecí, era una especie de… vecindario quizá. Esa cuadra todavía los taxistas viejos la conocen como la calle de los doctores, era un enclave de la clase media en un barrió popular, era un terreno del Seguro Social en el barrio de Xonaca es una cuadra muy grande, esos terrenos los compraron los médicos o ya estaban construidas las casas no sé exactamente, eran muy parecidas eran de un mismo estilo, entonces como entre ellos se conocían, es como si hubiéramos vivido en una familia extensa muy grande, tu tenías la confianza de entrar a la casa del Dr. Hermoso, del Dr. Valle, del Dr. Vallejo, el único ingeniero que vivía ahí era el Ing. Zaldívar que era amigo de mi papá y él le consiguió el terreno, teníamos esta confianza de vecindad, entonces digamos en un exceso de confianza lúdica jugábamos con las niñas a la comidita, con Vicky Vera y con la Popis López, las dos niñas que vivían en los extremos y claro con el amigo Daniel Vallejo con el que hacíamos estos juegos… además nos cuidábamos de que los hermanos de ellas no se enteraran, pero entonces… digamos la iniciación con la sensualidad de un niño comienza con estas dos niñas a los ocho o nueve años, la Popis López y Vicky Vera dos niñas chulísimas, nos dábamos unos besos maravillosos. Cuando teníamos trece o catorce años, ahí en el barrio, ya no en la calle sino un poco más abajo sobre la dieciocho norte, tres muchachas que nos presenta Silverio, que era como el galán de la calle, un tipo formidable, Silverio López un personaje maravilloso, él nos presenta con estas tres mujeres guapas, de esas tipo… sensual, de belleza exótica… si, tres mujeres chulas con unas bocas gigantescas tanto que les decíamos “las cocodrilo”, como ellas eran tres y nosotros éramos muchos, éramos seis o siete teníamos que echar “volados” a ver quien pasaba con las cocodrilo, en una casa abandonada donde habían vivido los López, había sido la casa de Silverio… ellos ya se habían ido del barrio… y la casa quedó abandonada, una casa de tres pisos, la dejaron amueblada con unas camas King size maravillosas, entonces me acuerdo que llevábamos un tocadiscos portátil con la canción de Inagada Davida que acababa de salir, de un grupo que se llamaba Iron Butterfly, una canción que duraba trece minutos que era una revolución en la música del rock, entonces poníamos esto y bailábamos los tres que nos había tocado la suerte con las “cocodrilo”, de los nombres de las cocodrilo no me acuerdo por que las habremos visto cuatro o cinco veces, suficientes para recordarlas por siempre y es que era una delicia estar bailando con ellas… bueno en un rebane así… muy suave. (La siguiente expresión salió de lo más intrínseco de Julio)

¡QUÉ DIOS LAS TENGA EN SU GLORIA!



4 CLC: ¿Cómo y por que se comenzó a gestar esta afición por la antropología en tu vida?

JGR: En unas vacaciones al terminar la prepa. Tuve un profesor que influyó mucho en mí: Alfredo Figueroa que nos daba clases de sociología, son dos profesores los que me influyeron fuertemente, uno de ellos es Diego Seijas, era un hombre extraordinario, Diego es un hombre fuera de serie, un psicólogo que nos enseñaba filosofía, historia del arte y psicología, no, psicología no se llevaba como materia, bueno no me acuerdo, nos daba tres materias, y tuvo mucho influencia sobre nosotros ¿No sé si te acuerdas de una película que se llama la sociedad de los poetas muertos? Bueno, ese personaje se queda chico junto a Diego, era un tipo maravilloso, de una inteligencia encendida, un hombre culto que te incitaba a leer literatura, nos llevaba a conciertos, fumábamos un poco de mariguana, la primera vez que fui a un concierto en la UNAM, me tocó estar en una sinfonía que dirigía Aaron Copland ni más ni menos… entonces habíamos fumado en el camión, en el transporte de la escuela ¿He? “Todo mundo llegamos una pequeña colocación”, arribamos al auditorio y estaban afinando los instrumentos pensé que ya habían comenzado el evento ¿Entonces imagínate lo que fue eso? cuando me di cuenta de que apenas estaban afinando, eso ya era una delicia ¿Imagínate la experiencia que esto? Esto con el maestro de la prepa.

CLC: ¿Y el enterado que había fumado mariguana?
JGR: Por supuesto, el fumaba con nosotros, demasiado moderno, y para Puebla era totalmente fuera de serie.

Yo toda la vida le voy agradecer a Diego ¡Y creo que todos los que estuvimos en la prepa en esos años! Que nos haya abierto la mente a muchas otras cosas.

CLC: ¿Ya habías trascendido la escuela militar?
JGR: Si, eso ya había quedado en la secundaria.


CLC: ¿La preparatoria donde la cursaste?
En la escuela de donde no debí haber salido de la primaria, o sea me sacaron del IDCA para estar en el Zaragoza (colegio militarizado), luego en el Madero, luego volví al Instituto de Ciencias Agrícolas, hoy es la Realística, la Universidad Realística ahora se llama así, y bueno te decía de Alfredo Figueroa, un profesor era este Diego Seijas y el otro era Alfredo. Y Alfredo Figueroa nos daba sociología, Alfredo era el otro extremo de Diego, era un hombre serio, muy responsable, formal, que era importante por que hacía contrapeso con la locura y con los excesos de Diego, entonces a mí me gustó mucho esa clase de sociología y en unas vacaciones… entonces salía una colección literaria que se llamaba SEP 70´s unos libros muy buenos, que editaba la Secretaría de Educación Pública cuando había alguien culto todavía por ahí, creo que era Reyes Heroles precisamente, porque ahora hay puros ignorantes, entonces estaba esta colección y publicaron un libro que se llamó las comunidades indígenas de Alfonso Caso, este libro lo comencé a leer en las vacaciones y a la mitad del libro dije: Esto el lo que yo quiero hacer, quiero ser antropólogo, me quedó clarísimo y en Puebla no había antropología, entonces me informé y me fui a inscribir a la Escuela Nacional que estaba entonces en el museo.

CLC: ¿De la UNAM?
JGR: No, es del Instituto de Antropología, al final depende se la Secretaría de Educación Pública, pero de la SEP a través del Instituto de Antropología que tiene la escuela. La UNAM no tenía la licenciatura, creo que hasta la fecha no ofrecen la licenciatura en antropología, yo sólo hice la licenciatura, te digo que aún con el ambiente tan relajado que había en la escuela yo siempre sentí un rechazo a estar escuchando a alguien en el salón, entonces yo creo que mi formación es de un autodidacta, lo que yo hacía era ir al principio de los cursos tomar la bibliografía, leerla toda, presentar los trabajos, presentar los exámenes y escribir por mi cuenta, comenzar a publicar también por mi cuenta, entonces… tengo el título por que Dios es grande, pero en realidad tengo una formación autodidacta.

Es cuanto por ahora las demás partes las publicaremos los próximos viernes.



Carlo López Carmen Agradeceremos sus comentarios a:
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05 de diciembre de 2008
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