Y hoy no puedo prometer
aquel vértigo que unió,
o ese bálsamo que ungió
almas como menester.
Sólo una nimia intención
que no se puede esconder
y que a mi razón venció.
Está aquí, no murió.
No puedo retroceder,
es más grande esta pulsión.
Margarita Aurora G. R.
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