16. CUENTO BREVE PARA CONCURSAR: "UNA HISTORIA DE REINAS"

viernes, 20 de junio de 2008

recibido: 20/06/2008
12:09 pm
Una Historia de Reinas


—¡Mujer!, ¡qué milagro, ¿como has estado? ¡Te he llamado varias veces!.
—Olvidé el teléfono, ya ves que lo pierdo con frecuencia. Ya leí tus mensajes, por eso te estoy llamando. A ver cuénteme usted, señora, ¿como ha estado?.
—Muy ocupada, con mucho trabajo, una tiene que trabajar siempre para sobrevivir. No tengo un marido que me mantenga, como tú.
—No querida mi marido no me mantiene... Por cierto, ¿cuándo me invitas a tomar una café?.
­—Uy, mana, ni loca que estuviera para invitarte a salir. Con ese marido tan machista que te cargas ninguna de las socias de la hermandad se quiere acercar a ti.
—No digas eso, ciertamente mi marido es un poco celoso, pero, no es para tanto, ¡siempre exageras!.
—Cuéntame ¿que has hecho desde la Navidad? Ya veo que sólo te escapas cuando tu marido está de viaje y dices que no es machista. ¿Por qué cuando esta él nunca sales?, como hoy, no quieres ni contestar el teléfono.
—!Perra¡ Ese día, después del café en el Samborns nos fuimos a bailar porque tú me insististe, mas no porque él no estuviera. Ciertamente, desde entonces no he ido a ningún antro y tiene varios meses que no te veo, pero... ¡Usted siempre exagera, señora! Siempre con el ánimo de perrear.
—Definitivamente ese marido te tiene atada. ¡Platícame!, ¿cómo has estado?, ¿cómo están tus hijas?
—He tenido mucho, muchísimo trabajo. Mis niñas cada día más bonitas, muy bien educaditas, por algo van a un colegio caro. Mañana sábado las llevo a la estética. De verdad que están preciosas, son unas verdaderas princesas. Él, hoy, como todos los viernes, vendrá a quedarse aquí conmigo.
—Uyy, mujer, eres toda una ama de casa, con marido, hijas princesas y todo, te has convertido en una verdadera Reina. Al fin dejaste de ser madre soltera, aunque tengas a un príncipe machín de marido y no te deje salir...
—Sí salimos, a él le gusta ir a la cantina con sus colegas a tomar cervezas. Algunas...
—¿Cantina...? ¿Cervezas... ? ¡Que barbaridad eso sí te va a hundir socialmente querida!
—Espérame están tocando el timbre, creo que ya llegó.

Abre la puerta con una mano, con la otra sostiene el teléfono. Hola mi vida, pásale, siéntate.

—Mujer, voy a colgar pues ya llego tu marido y tendrás que cumplir con las tareas propias de tu sexo. Te llamo otro día.
—Chao, querida, te cuidas, pórtate bien, no andes por ahí dando de que hablar y no se te olvide que me vas a invitar un café.
Se sienta a su lado, lo abraza.
—Hola, mi vida, ¡estás muy guapo!
Se besan, se repiten que se aman, que se extrañan, que se desean, que el uno es la felicidad del otro.
—¿Con quien hablabas?
—Con Nacho.
—¿Nacho?, ah ya recuerdo, ¡el médico!. Y... ¿siempre se hablan en femenino?
—Sí, pero es sólo un juego.
—No los entiendo, de verdad que no los entiendo.
—¿Que parte no entiendes, cariño?.
—Ninguna parte entiendo, se hablan en femenino como si fueran mujeres, simpatizan con el grupo político que los ha negado pública y explícitamente. Tal vez identificarse con ellos les da cierto estatus social, pero no lo entiendo.
—No tiene nada de malo.
—Tampoco tiene nada de cuerdo. Ustedes deben de estar locas, se creen la Reinas y en lugar de vivir en un palacio, viven en un departamentito de interés social. En lugar de una carroza tirada por corceles pura sangre, se transportan en un carrito; también de interés social; de 4 cilindros con 90 caballos de fuerza. ¡Eso si es una ventaja! al menos son noventa.
—Eres demasiado grosero.
—No es grosería, sólo remarco lo que ustedes se dicen. Se creen las reinas, tienen una corte de perras que las tratan como niñas y les dicen princesas, las llevan a la estética hablan de ellas como parte de su familia.
—Pero sólo es un juego, no tiene nada de malo.
—No dije que eso sea malo, ya lo dice el refrán: Dios las hace y ustedes se juntan.
—Eres un grosero, me estas diciendo perra.
—Así se dicen entre ustedes ¿no?, tal vez por eso las consideren como parte de su familia. O dicho de otra manera: tal vez por eso se identifican con ellas.

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