recibido 23/06/2008
6:13 am
Mmmmh
Este cuento tiene muchos haraganes, pero no se preocupen, son tan flojos que casi no hablan y sus acciones debido a ello son escasas por lo que sólo los he puesto como personajes de relleno con excepción de uno, que se muere a la mitad, pero la trama no cambia mucho, por lo que omitiré el relato de su muerte, a partir de la sexta página el susodicho simplemente dejará de ser mencionado, es entonces que el lector asumirá que he eliminado al personaje. Es necesario que yo, en buen plan, como escritor haga dicha acción pero que no la narre porque de lo contrario la descripción tendría repercusiones en la historia principal y nadie quisiera que eso pasara ¿no? Bueno nadie, excepto el personaje asesinado pues lo dejaré en el limbo y nadie que se precie bien puede aspirar a vivir por siempre en la categoría límbica y pasar el resto de su muerta existencia preguntándose qué fue lo que le pasó. Bueno pues comienzo este cuento para que no se aburran y sigan con el chat o lo que estén haciendo en este momento de dispersión: la señorita Constanza es una ‘ñora de por lo menos 60 años que inicia la acción haciendo la crónica que todas las mañanas acostumbra ante su reducida audiencia, el señor Bohórquez, la del 4 y dos hermanas de las que no sé aún su nombre y apellido pero no importa ya que sólo salen en esta escena, la señorita está diciendo lo último que ha escuchado en los alrededores y, como perro de caza olfatea la noticia estando siempre donde se cotillea ésta, para luego convertirla en el más virulento caldo de cultivo de chisme y habladuría, pero ¿cómo pasarse de tan ilustre caracterización?, sin ella la vida del vecindario tendría muy poco impacto entre sus habitantes. Esta mañana ha escuchado que la hija de una de las inquilinas que viven en el 3er piso ha salido embarazada pero conociendo lo promiscua que es, de seguro se hará un aborto clandestino como el que se practicó hará unos 2 años cuando le pagaba en especie al abogado que les llevó el caso de su coche, en eso están cuando de repente aparece un personaje que sin ser llamado suspende los diálogos y la acción declarando huelga general aprobada por el Sindicato Mexicano de Personajes Ficticios (SMPF por sus siglas en español), como narrador no me queda mas remedio que hacer una turbia negociación que incluye algunos personajes esquiroles que no siendo especialistas en este tipo de narraciones acaban deformando la trama al irse todos a pasear a Acapulco con la poca imaginación que me queda. Para ser sincero, creo que este cuento también me cuenta a mí como haragán ya que no logré poner a trabajar a mis personajes en el desarrollo de una historia, pero por lo menos me imaginé en Acapulco al lado de una de mis más buenas esquirolas, sin mucho argumento, pero eso sí, con bastante ambiente playero.
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