8. CUENTO BREVE PARA CONCURSAR: "EL ORIGINAL"

miércoles, 11 de junio de 2008

recibido: 10/06/2008
5:17 pm
El original

Doña Simona caminaba por las empedradas calles del pueblo de la Asunción, uno de tantos pueblitos escondidos en las entrañas del suelo mexicano. Se dirigía, como todos los jueves a la iglesia, acompañada por su nieta Ramona, quien vivía con ella desde hace ya 9 años, cuando sus padres, al partir tras el sueño americano, se la dejaron encargada con la firme promesa de regresar al año siguiente por ella. Durante este tiempo Doña Simona ha tratado de inculcarle a su nieta, la fe en la religión católica, y en todas y cada una de sus tradiciones y creencias, convencida de que sólo así vivirán seguras, quedando exentas de cualquier peligro a los que por su condición de mujeres solas, se ven expuestas constantemente.
Ya dentro de la iglesia, se dirigen ante el santo de su devoción, el de los casos difíciles y desesperados, pues muy en el fondo de su corazón, las dos albergan la esperanza de que él les cumpla el milagro. Dispuestas doña Simona a santiguarse, frena de golpe el ritual, se levanta con trabajo del reclinatorio y va en busca del sacristán, iba molesta, a reclamarle el hecho de haber vestido a San José con la túnica de San Judas Tadeo. Argumentaba que ella donaba dinero suficiente, del que le mandaba su hijo del otro lado, decía, para que la imagen estuviera en buen estado como para que no solo eso no fuera posible, sino que hasta no estuviera la imagen original y… si no es el original, ya no se cumplirá el milagro, pensó para sí doña Simona mientras escucha al indolente sacristán, quien rezongaba levantando los hombros al tiempo que las palmas de las manos: ¿Qué quiere que yo haga? El padrecito, es el que dice para que es el dinero, yo nomás obedezco señito. Además, continuó el sacristán, dice el padre que el dinero es para hacer obras de caridad, visitando a los enfermos y hasta a los moribundos, y que para poder verlos a todos como Dios manda sin hacer “diferiencias”, tiene que comprarse un coche.
Atónita y furiosa, mas que por la verdad revelada del fin de sus donaciones, era por pensar en que no siendo la imagen original, el milagro no se concedería y no solo su hijo ya no mandaría dinero, sino también regresaría y se llevaría con el a su nieta, dejándola en la mas absoluta de las soledades. Tomó de la mano a Simona para salir de la iglesia, pero la niña opuso resistencia pidiéndole que la dejara terminar su petición: espera abuelita, espera, ya nada mas le pido lo de siempre, que mis papas puedan mandar dinero para que me vaya con ellos.

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